Hora: 8:00
Km: 57
Voy a saltarme comentar la primera parte de la crónica de la salida de hoy pues me dicen que este blog lo leen también niños.
Pero si decir que tenía reservadas ciertas expresiones para cuando hiciera una crónica. Expresiones del tipo serpiente multicolor, demarraje, temperatura ideal, ritmo alegre, formación de abanicos o neutralización de escapada, propias del argot, pero que no sé donde narices colocar.
Permítanme aunque sea, una pequeña pedantería, que la confianza que les voy cogiendo y el pateo realizado, que no pataleta, me conceden. Venden pues en el Decathlon unas cestitas muy monas que se anclan al manillar sin demasiada dificultad. Lo digo para prepararnos a conciencia el domingo con visita papal que decidamos dedicarlo a buscar robellones por corrioles de reguerots impracticables en vez de pedalear, que es para lo que sirven las bicicletas o al menos así me lo vendieron a mi.
Y lo de “arribarem a la creu per un camí ràpit que no heu fet mai” debería parecernos cuanto menos sospechoso. Si es que…
Dicho lo dicho, la bajada a Vallgorguina sirvió para eliminar tensiones y divertirse un rato saltando entre troncos, tierra mojada, nieblas, hojas caídas y olor a otoño.
Café, retoque de maquillajes en el lavabo e increíble ofrenda a las simpáticas camareras del revoltillo de bulets que Jenaro guardaba en algún incierto lugar de su cuerpo y de valor incalculable pues su adquisición había puesto a prueba la contrastada integridad del equipo. Nos compensan, la generosidad, con una fantástica deconstrucción de coca azucarada rellena de jabugo, impresionante. A partir de ahí el caçador nos libera y regresa a casa tan ancho, feina feta, acompañado, eso si, por quienes pretenden un arrós de llanegues.
Con el grupo a la mitad de efectivos iniciamos subida dirección al Montnegre por el bello y exigente camino ya consagrado. El tráfico existente revela que estamos en medio de una carrera, humilde y voluntariosa a juzgar por la velocidad de los participantes (segunda pedantería). En eso que a medio hacer localizamos un sendero a mano derecha. Mirem a veure on va?. Que si, que no, venga parriba. Emprendemos entonces una ascensión inimaginable de rampas del 40% y más, curva paquí, curva pallà, piedras que ruedan hacia atrás hasta perderse en el vacío antes de impactar en alguno. Si te paras retrocedes. El marcador de desnivel se queda sin cifras. Eco en la cumbre, vistas espectaculares, inexistencia de oxígeno, osos polares.
Alcanzada la cima y orientados al reconocer la pista, sorteamos una peña excursionista no demasiado competitiva, intentamos reproducir el grato recorrido hacia Sant Iscle de hace unos domingos, sin éxito, al menos en parte, pues las subidas si las acertamos todas. Algunas, a esas alturas de ruta, ya se antojaban interminables.
Castigados suficientemente, y ya con síntomas de amnesia transitoria por no recordar la ruta de descenso, decidimos aventurarnos y tirar por el primer corriol franqueado por encinas sureras, así de tronco en tronco caído, saltamos ramas, unas a pie y otras andando, hasta llegar a la urbanización Can Palau donde Carlos, gracias a sus habilidosas dotes para obtener inform(fación, consigue descifrar la confusa respuesta de un lugareño, con pocos dientes y mucha historia, a la pregunta de si faltaba mucho para el mar.
Sureres Montegre |
Que la próxima sirva para purificar esos espíritus impuros de tentaciones y cargas cotidianas y se reúnan todas las circunstancias necesarias para disfrutar todos y cada uno para así olvidarlas (Benedicto XVI)
Molt bona crònica Hernàn.!!
ResponderEliminarSempre es bó que et fagin riure un dilluns al matí.
Carlos
Definitivament acabas de ser declarat cronista oficial del blog.
ResponderEliminarQuin crak!
Bona setmana!
Joan
Ja trobava a faltar les cròniques, però jo us vaig veure per la ferradura de passeig . . .
ResponderEliminarHernán,
ResponderEliminarUna vez más, me quito el sombrero ...... que así corro más.
Tu fiel seguidor (por lo de ir siempre detrás)
Jesús.
NOTA: ¿ Me firmarás tu libro ?